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To Laika and all the four-legged astronauts who have flown in Space

"The more time passes, the more I regret what happened. We shouldn't have done it... we didn't even learn enough from this mission to justify the loss of the animal."
Oleg Gazenko, one of the leading scientists in the space animal programme, and Laika's trainer, commented.

Laika was only two years old and before she was collected for the space programme she had known nothing but the cold of the Moscow streets. Before the launch, Yazdovsky wanted to give her a little happiness and took her home to play with his children: "I wanted to do something good for her, as she had very little time left to live.

Vladimir Yazdovsky made the final selection of dogs and designated their roles. Laika was to be the "flying dog" - a sacrifice to science on a one-way mission into space. Albina, who had already flown twice in a high-altitude test rocket, was designated as Laika's backup. The third dog, Mushka, was a "control dog" - she would stay on the ground and was used to test instrumentation and life support.

Laika was placed in the satellite capsule on 31 October 1957 - three days before the start of the mission. At that time of year, temperatures at the launch site were extremely low, so a hose connected to a heater was used to keep the container warm. Two assistants were in charge of keeping a constant watch over Laika before the start of the mission. Just before take-off on 3 November 1957, Laika's coat was cleaned with an ethanol solution, and those areas where the dog would wear sensors to monitor her bodily functions were painted with iodine.

One of the technicians who prepared the capsule before the final liftoff stated that "after Laika was placed in the container and before the hatch was closed, we kissed her nose and wished her bon voyage, knowing that she would not survive the flight."

Laika died hours after launch from overheating, which was probably caused by a failure of the R-7 central sustainer, part of the spacecraft's thermal system, to separate from the payload. The true cause and time of her death was not revealed until 2002; instead, it was widely reported that she had died on the sixth day,4 ran out of oxygen, or as the Soviet government initially claimed, was euthanised before oxygen depletion. The experiment demonstrated that it is possible for a living passenger to survive being put into orbit and endure microgravity, paving the way for human spaceflight and providing scientists with some of the first data on how living organisms react to spaceflight environments. Following Laika, the USSR sent eight more dogs into space, six of which returned alive to Earth.

Sputnik 2 was not designed to be retrievable, and it was always intended that Laika would die. The mission sparked a worldwide debate about the mistreatment of and experiments on animals to advance science. In the UK, the National Canine Defence League (NCDL, now the Dog Foundation) called for dog owners to observe a minute's silence in Laika's honour. The Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals (RSPCA) received protests even before Radio Moscow had finished announcing the launch. Several animal rights groups protested outside Soviet embassies, others demonstrated outside the United Nations in New York, but some American scientists offered support to their Soviet colleagues, at least before Laika's death was announced.

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A Laika y a todos los astronautas de 4 patas que llegaron al Espacio

«Cuanto más tiempo pasa, más lamento lo sucedido. No debimos haberlo hecho... ni siquiera aprendimos lo suficiente de esta misión como para justificar la pérdida del animal.»
Comentó Oleg Gazenko, uno de los principales científicos del programa de animales en el espacio, y entrenador de Laika

Laika tenía solo dos años y antes de ser recogida para el programa espacial no había conocido más que el frío de las calles moscovitas. Antes del lanzamiento, Yazdovsky quiso obsequiarla con un poco de felicidad y se la llevó a su casa para que jugara con sus hijos: “Quería hacer algo bueno por ella, ya que le quedaba muy poco tiempo de vida”.

Vladimir Yazdovsky hizo la selección final de perros y designó sus roles. Laika iba a ser la «perra voladora» —un sacrificio a la ciencia en una misión de ida al espacio. Albina, que ya había volado dos veces en un cohete de prueba a gran altura, se designó como reserva de Laika. El tercer perro, Mushka, era un «perro de control» -se quedaría en tierra y era usada para probar la instrumentación y el soporte vital.

Laika fue colocada en la cápsula del satélite el 31 de octubre de 1957 —tres días antes del inicio de la misión. En esa época del año, las temperaturas en el sitio de lanzamiento eran extremadamente bajas, por lo que se usó una manguera conectada a un calentador para mantener caliente el contenedor. Dos asistentes estaban encargados de vigilar constantemente a Laika antes del comienzo de la misión. Justo antes del despegue, el 3 de noviembre de 1957, se limpió el pelaje de Laika con una solución de etanol, y le pintaron con yodo aquellas áreas donde la perra llevaría sensores para vigilar sus funciones corporales.

Uno de los técnicos que preparó la cápsula antes del despegue final declaró que «después de la colocación de Laika en el contenedor y antes de cerrar la escotilla, le besamos la nariz y le deseamos buen viaje, sabiendo que no iba a sobrevivir al vuelo.»

Laika murió horas después del lanzamiento por sobrecalentamiento,​ que probablemente fue ocasionado por un fallo del sustentador de la central R-7, que forma parte del sistema térmico de la nave, al separarse de la carga útil.​ La verdadera causa y tiempo de su muerte no fue revelada sino hasta 2002; en cambio, fue ampliamente informado que había muerto al sexto día,​ se quedó sin oxígeno, o como el gobierno soviético alegó inicialmente, fue sometida a eutanasia antes del agotamiento del oxígeno. El experimento demostró que es posible que un pasajero vivo sobreviva al ser puesto en órbita y soportar la microgravedad, allanando el camino para los vuelos espaciales humanos y proporcionando a los científicos algunos de los primeros datos sobre cómo los organismos vivos reaccionan a los entornos de los vuelos espaciales. Tras Laika, la URSS envió ocho perros más al espacio, de los cuales seis regresaron con vida a la Tierra


El Sputnik 2 no fue diseñado para ser recuperable, y siempre se tuvo la intención de que Laika muriera. La misión desencadenó un debate mundial sobre el maltrato y los experimentos con animales para avanzar en la ciencia. En el Reino Unido, la Liga Nacional de Defensa Canina (NCDL, actualmente Fundación para los Perros) pidió que los dueños de perros guardaran un minuto de silencio en honor a Laika. La Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (RSPCA) recibió protestas incluso antes de que Radio Moscú hubiera terminado de anunciar el lanzamiento. Varios grupos protectores de los derechos animales protestaron frente a embajadas soviéticas. Otros se manifestaron frente a las Naciones Unidas en Nueva York;​ sin embargo, algunos científicos estadounidenses ofrecieron apoyo a sus colegas soviéticos, por lo menos antes de que se anunciara la muerte de Laika.